jueves, 8 de julio de 2010

Sueños son

Último día en Badajoz, mañana me voy a unas interminables vacaciones con mis padres. No me quejaré más, hay que ser optimista (con X de mixta). No sé por qué yo quería despedirme esta vez de forma diferente. Hay algo que va a cambiar y no sé el qué pero estoy intrigada. Tengo el extraño presentimiento de que debería despedirme correctamente de las cosas que hay ahora porque no van a seguir igual. Nunca me han gustado los cambios, ese tipo que no son ni para peor ni para mejor, me sientan mal.

Sin embargo, a pesar de que los echaré un montón de menos, no estoy tan disgustada por irme. Sé que al final ellos también se irán por ahí por lo que la separación era inminente. Pero me resisto. Hay algo que siempre le he querido decir a alguien. Tengo esa espina aquí clavada por haberme callado tantas cosas.

A pesar de estos discursos que me dicto a mí misma casi todos los días, en mi interior estoy casi segura de que algún día todo saldrá y seré libre. Quizá ésa sea la clave para olvidar. Yo había venido aquí a despedirme. Adiós, nos veremos en agosto. Espero volver con sueños renovados, que esta distancia no se me haga tan grande por no llevarme al menos un beso de quien yo me sé.

Aunque no viene a cuento, de verdad que tengo que escribir historias basándome en algunas canciones. Se me ocurren un montón... ¡Cuánto me gusta imaginar! Decidido, de mayor voy a ser imaginadora profesional, supongo que así empezaron los de Imaginarium.

miércoles, 7 de julio de 2010

La playa

No sé qué narices tienen las canciones de La Oreja de Van Gogh que cada una de ellas me hacen imaginar una historia fantástica y lo más extraño es que, por un momento, me da la sensación de haberlas vivido. Hombre, todas todas pues no, pero sí todas las del disco de "LGVD Grandes Éxitos". Aquí haciendo publicidad y yo escuchándolo por spotify... En fin, con esto quiero decir que escribiría en total 16 historias sobre las 16 canciones del disco. Algún día lo haré...

Este calor me hace dormir... y escribir. Se ha convertido en rutina eso de escribir en el balcón de mi casa, a la luz de una farola. Garabatear todo lo que se me ocurre. Lo mejor, la soledad que se respira desde allí (y el fresquito también). Con los cascos bien situados me siento en el mármol. Nunca aparecen las estrellas, al menos no las bonitas. ¿Cuántas veces he escrito, recordando a Pablo Neruda, la noche no está estrellada y tú no estás conmigo? Nunca conmigo.

Por cierto, hoy tenía pensado poner de título una canción de Platero y tú. Lástima, no debí escuchar a la oreja antes de escribir. Jo, me he quedado con las ganas de cantar "Al cantar".

Sin nada más que decir, al menos antes de decir algo que no debo, me despido.