miércoles, 27 de octubre de 2010

Ruido silencioso

Mis padres vivían encima de una discoteca, todos los días se quejaban los de la discoteca porque hacían mucho ruido.

Así empieza Sabina una canción, de ahí el título de la entrada de hoy. Bf, es como si un torbellino hubiese entrado en mi vida, un huracán. Porque estoy montada en una montaña rusa, lo que la verdad me da igual, pero no estoy segura de a lo que llevará tanta subida y tanto bajón.

Estoy como un papel en blanco, es hora de escribir cosas nuevas, ya me he reciclado, procuraré no utilizar tanto tipex y hacer menos borrones. Sé que me toca esforzarme, para cambiar. Porque no quiero ser como quien yo me sé. En fin, el post para despotricar contra él será otro día, ¡quiero irme a la cama feliz!

Y de repente, no sé qué más decir. Me he vaciado, empty, empty... Pero no vacía en el mal sentido, sólo que ahora mismo estoy... pues eso vacía. Tan solo unas tremendas ganas de vivir, que no está nada mal, de sentir todo lo que no he podido disfrutar. Y esa euforia me asusta, esa alegría instantánea me da miedo, porque no sé si alguna vez parará. No quiero que se termine, no quiero volver a empezar, me ha costado darme cuenta de lo que hay que hacer, ¿y si es todo un movimiento de ida y vuelta?, ¿y si siempre se vuelve a empezar? La vida es una escuela, vas aprendiendo de todo lo que te pasa y no te pasa, pero ¿y si con los sentimientos, la consciencia y el inconsciente no funciona así? No sé, que pedazo de movida tengo en la cabeza.

Ahora es cuando aplico me norma de oro: ¡qué más da! Sólo hay que pensar en lo que de verdad importa, qué más da lo que tenga que pasar... Hay que pasar por la vida y no dejar que la vida pase por ti (eso lo dice mi profe de filosofía, qué tío...).

Me voy a dar otra vuelta a la montaña esta de las narices, hasta mañana, la cama también me espera... Recuérdame que algún día tengo que comentar lo mucho que adoro a mi cama...

No hay comentarios:

Publicar un comentario